sábado, 6 de diciembre de 2008

!!!!Alerta Alerta¡¡¡¡ ARTISTAS EN UN TEMPLO

!!!!Alerta Alerta¡¡¡¡ ARTISTAS EN UN TEMPLO


No es fácil entender la mente del creativo y la vida del bohemio. Por naturaleza, ellas y ellos no piensan como el resto de la gente porque miran el mundo diferente, lo juzgan diferente. La manera en que generalmente los cristianos en Latinoamérica juzgamos al mundo, nuestra cosmovisión, está muy limitada a las costumbres regionales adaptadas de misioneros extranjeros. Estas costumbres, a través de los años, han pasado a formar parte de nuestras formas tradicionales de pensar y por ende hemos permitido que se establezcan como principios. No son cosas necesariamente malas, pero tampoco son inmutables. Entonces, juzgamos mal a estos jóvenes que tienen una tendencia a expresarse diferente porque no caben en nuestro molde. ¿Y cómo van a caber si nuestro molde fue hecho para otro tipo de personas? Este fue hecho para nosotros. Nuestro molde fue hecho para gente con otras necesidades y con otras habilidades diferentes a las de aquellos que tienen mente artística. No es fácil entender al verdadero artista. Ellos por lo general son criticones, sarcásticos y un tanto subversivos. No tienen exactamente el perfil al que la iglesia está acostumbrada por tradición. En el cuerpo de Cristo yo me atrevería a decir que son, no el apéndice, como los hemos tratado, sino más bien como los ojos. Permiten que entre al cuerpo una luz que tal vez no sabíamos que estaba allí, porque el artista tiene la habilidad dada por Dios de ver más de la realidad, más del gran panorama que Dios creó. No estoy diciendo que ven “otra” realidad u “otro” gran panorama. Realidad solo hay una, la que Dios creó. Pero los ojos del cuerpo de Cristo, los artistas, nos permiten ver más allá de lo que podemos percibir con nuestros sentidos. Y como no los entendemos, muchos de nuestros artistas crecen en el anonimato y la soledad. Algunos simplemente ceden y se acomodan a la pequeña cultura organizacional que tenemos en nuestras iglesias. Se adaptan a nuestro esquema, al que llamamos “lo que un cristiano es”, pero que no se encuentra en la Biblia. A otros que no quieren ceder debido a la pasión que tienen por expresarse de formas no convencionales, los etiquetamos de rebeldes, y al apartarnos de ellos, se apartan de nosotros en soledad hasta encontrar dónde pueden encajar con sus estilos de vida que no están en desacuerdo con la Biblia, sino que solo son contrarios a las costumbres de una cultura o mas bien dicho (subcultura) o una iglesia. En tal caso, la iglesia de Cristo pierde. Pierden ellos. Pierde la obra. Todos perdemos. Muchos piensan que fue esa soledad de la que hablo lo que llevó a van Gogh a sus locuras, excentricidades y al suicidio. No lo sé. Lo que sí sé es que sus pinturas han inspirado a generaciones, y los talentos que le fueron dados por Dios han predicado de su creación, de su palabra y de la vida que él creó. Los talentos que Dios da a sus hijos (su creación), no pueden ser silenciados. “Las emociones son a veces tan fuertes que trabajo sin saberlo. Los pincelazos vienen como oratoria”, escribió Vincent en una carta a su hermano. Palabras que mantengo muy al frente en mi mente y corazón al ver a tantos jóvenes en las iglesias latinoamericanas. Vidas bellas. Vidas que a veces la iglesia no es capaz de aceptar, y por lo tanto, también las dejan en soledad. Las consecuencias pueden ser trágicas. Aceptamos las virtudes del hombre de negocios que ofrenda con abundancia, pero no hemos aprendido a aceptar las virtudes de jóvenes creativos y artistas que ofrendan con sus talentos. Tal vez nos es más fácil aceptar las preferencias de expresión personal del hombre de negocios vestido de traje, que posee una apariencia a la que estamos acostumbrados y que por lo tanto juzgamos como “buena” o “cristiana”. Pero es más difícil aceptar a otros cuyas preferencias de expresión personal no son aquellas a las que estamos acostumbrados, y les obstaculizamos el desarrollo en áreas que, por no entender, vemos como enemigas del evangelio. Los moldes que hemos hecho en nuestras iglesias como resultado de nuestras costumbres internas “deforman” la vida de niños y niñas que tienen dones artísticos. Sé que es atrevido usar la palabra “deformar”, pero no sé como expresarlo de otra manera. Nuestros niños tienen habilidades y talentos que no solo no fomentamos, sino cuyo desarrollo prevenimos con toda intención. Dios los puso en nuestra iglesia, tienen el talento de un artista, pero no entendiendo esta “forma” del arte, los deformamos al transformarlos en lo que sí podemos entender y en lo que consideramos correcto para nuestra subcultura cristiana. Pablo Picasso, como si conociera la actitud de nuestras iglesias, lo dijo de esta manera: “Todo niño es un artista El problema es cómo permanecer artista una vez que crecemos”. Tal vez dijo esto porque empezó a pintar a los nueve años y pintó como niño toda su vida hasta morir casi noventa años después. Sí, todo niño es un artista. El problema es cómo ayudarlo en la iglesia a permanecer siendo artista una vez que crece.





Como licenciado en educación, pedagogo y futuro psipedagogo y padre me ago ciertas preguntas ¿Estamos formando seguidores o líderes? ¿Queremos formar personas que se limitan a seguir y cumplir órdenes sin cuestionarlas? ¿O queremos educar personas con criterios propios, con sueños propios, responsables de sus actos, que propongan con valentía rumbos alternativos, personas con un alto grado de autonomía y de fé en Dios?.





Una de las funciones más bellas que tiene el ser humano es precisamente la imaginación, función que desde pequeños tenemos muy desarrollada pero que a medida de que vamos creciendo y se nos va "educando" con los procesos tradicionales, poco a poco la vamos perdiendo.





Recuerdo que una profesora en la universidad nos hablo de una docente que tenia programada una clase de dibujo libre para despertar en sus alumnos su creatividad e imaginación. La niña graficaba la naturaleza, pinta el sol de color morado. Se acerca la profesora y corrige: "el sol es amarillo" Otro niño pinta el tronco de un árbol de color naranja. La profesora corrige: "el tronco es marrón". No se detiene a preguntar por qué el niño pintó el tronco del árbol de color naranja o cómo haría para que un árbol obtuviese ese color, o cómo podríamos cambiar el color del sol, No! lo que se hace es encuadrar al alumno dentro de sus paradigmas y sus limitaciones. Con esta actitud muchos docentes matamos la imaginación y la creatividad y la posibilidad de buscar nuevas respuestas, nuevas preguntas que se plantean nuestros educandos. Eliminamos su capacidad de raciocinio para transformar su mundo.





A mi aun una canción cual sea que sea jazz, blues, punk, hardcore o kuriakos mismo hace que cree paisajes mentales, para mi aun, un varco de servilleta es la Covadonga, y el camión de la basura un gran mostró que come la basura de una forma llamativa pero reprochable, y desde que tengo uso y razón me encanta ver este espectáculo y volar



Si llegaste al final de este texto te felicito





esta es mi primera publicacion, espero que dejes tus mensajes

2 comentarios:

  1. Claudito sabes que soy un admirador de tus poemas, sobre todo de aquel "Bienvenido a una tierna fucion de nervios", me a traido muchas satisfacciones amorosas, y bueno en lo que respecta a tu articulo, me parece raro, me cuesta entende ya que sabras, no tengo religión y tampoco voy a un templo,,, me parece bastante analítica tu postura,, sigue sorprendiendonos

    abrazos y mucho jazz para usted

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